La pandemia dejó de ser una sombra,  como en tantas películas y libros de ciencia ficción que veía y leía Lucrecia de adolescente. La pandemia dejó de ser parte de esas teorías conspiratorias sobre virus sintéticos, guerras bacteriológicas, patentes millonarias de laboratorios,  o bio-política para el control de masas. La pandemia dejó de ser una sombra,  para convertirse en una realidad de confinamiento y miedo.

La pandemia dejó de ser una sombra

Año 2020 día 3 de confinamiento, la gente después de saquear supermercados movidos por el pánico y el egoísmo,  y no por la razón y la cooperación….Producto de una sociedad competitiva, ignorante, avariciosa, individualista, manejada como borregos por los medios más sensacionalistas  ..Personas que piensan primero en sus intereses individuales que en los del conjunto. Gente actuando como ganado,  movida por el miedo al contagio. Miedo que no tenían 30 días antes, ni 15, ni 10,  porque negaban la realidad,  porque la veían lejana, y porque aún los medios llamaban a no crear alarmismo. Aunque lo creaban y desinformaban en pos de la audiencia….. Llegó el decreto de estado de alerta y confinamiento.

Confinamiento

De la noche a la mañana cada vivienda se convirtió en un arresto domiciliario, cada contacto humano en el enemigo, en un sospechoso. Poca gente estaba adaptada al teletrabajo, al  control de sus vidas, del ocio, de la vida familiar…y muchos enloquecieron. Al cabo de pocas semanas estaban rabiosos, incontrolados, incontrolables. Los hospitales seguían recibiendo enfermos, cada día más colapsados y a la espera de un milagro que no era una vacuna, sino material sanitario básico.

La pandemia dejó de ser una sombra y llegó a cada rincón del planeta, ese pequeño bichito microscópico no entendía de razas, etnias, religiones, fronteras o clases sociales. Los países más débiles a nivel económico y sanitario dejaron de contabilizar sus muertos.

La gente moría sola, sin contacto más que el del personal sanitario envuelto en protección. Eran incinerados sin pena, ni gloria.

Paradógicamente el planeta comienza a recuperarse, el aire es más limpio,  y es ahí donde Lucrecia, amante de la ciencia ficción y de las teorías conspiratorias piensa,  que tal vez esta pandemia es la forma de reestructurar un nuevo orden mundial para atajar al enemigo real de la humanidad, que no era la emergencia sanitaria, sino la emergencia climática. Porque el verdadero virus somos nosotros.

Y así es como fue creada una enfermedad de diseño que elimina al menos apto para el sistema,  y a su vez impone a través del miedo, la militarización  y el control de masas un nuevo orden. Donde centros de trabajo, Universidades y escuelas se cierren de una vez por todas para dar lugar al online, donde dejamos de reunirnos y debatir y solo intercambiemos mensajes digitales, donde dejamos de circular libremente y contaminar a nuestro paso,  y que en la medida de lo posible las máquinas sustituyan todo contacto entre los seres humanos —todo contagio, dando paso a la cuarta revolución Industrial sin guerras, con una aceptación pasiva del destino del hombre.

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