Y llegan las fiestas de la hipocresía,  donde mucha gente que no se soporta se reúne alrededor de una mesa escondiendo sus miserias, ahogándolas en alcohol,  o tapándolas con regalos.  Sí, mi espíritu es el de la antinavidad (leer artículo 2009).

Estas navidades para mí serán las navidades remember, donde recuerdo las enseñanzas de mi madre,  y son las que quiero compartir hoy con mis lectores en sección homenaje a mi madre.

Mi madre sin saberlo ha sido una mujer muy progre, por los años 70 y siendo de familia católica no me bautizó respetando mi libertad de elección…..tampoco me hizo agujeros en las orejas, ni me vestía de rosa o peinaba una larga melena….simplemente era una niña feliz a la que le tocaba dar explicaciones de que era una niña, explicaciones que se alargaron a mi adolescencia donde debía explicar porque no me habían bautizado…..Mi madre sin darse cuenta había educado a una niña libre en un mundo con rejas mentales.

Mi madre era una persona muy especial, no seguía ninguna doctrina, moda, tendencia, escuela, movimiento….simplemente era diferente….Una de las personas más asertivas y empáticas que he conocido nunca. La vida no la trató bien y a pesar de todo,  era toda generosidad….Aunque reconozco que siendo una gladiadora hasta el último suspiro, murió decepcionada con muchas personas  que encontraron excusas para desaparecer.  Lamentablemente aprendió que cuando las luces se van apagando, mucha gente se va marchando, gente que la aplaudió (leer el aplauso) y alabó cuando daba a manos tendidas. Pero sé a ciencia cierta, por como vivió su vida,  que a pesar de las decepciones profundas de sus últimos días, seguiría fomentando la solidaridad.

Solidaridad NO caridad reflexión fin de año

Y lo dice Galeano, pero antes me lo dijo mi madre con sus actos cotidianos.

 

Ella me decía que hiciera el bien sin esperar nada a cambio, que siempre estuviera con las manos tendidas, porque los puños cerrados no daban pero tampoco estaban abiertos para recibir. Pero recuerdo especialmente una navidad como si fuera ayer.

El contexto

Navidades en la segunda casa de mis abuelos, toda mi familia paterna…Los recuerdo como los típicos nuevos ricos,  carentes hasta la médula, muy pobres en valores. A pocos metros de la casa vivían isleños, gente humilde que vive de la pesca y sobrevive con algunos animales de granja….Para mi abuelo los enemigos, los pobres afean el paisaje y sus animales le arruinaban sus flores….. Mi abuelo era fascista y la familia de nuevos ricos padecían una profunda aporofobia, despreciaban tanto la pobreza que han sido capaces de perpetrar las más miserables y rastreras maniobras por cuatro pesetas. Por el contrario mi madre era una mujer honrada, íntegra y toda esa miseria humana la abrumaba.

Los acontecimientos

Compró juguetes, sí juguetes nuevo. Recuerdo que una tía le daba a los pobres pan viejo y mi mamá me decía, pan viejo les sobra, hay que compartir el pan fresco….La mayor lección sobre solidaridad y no caridad me la dio mi madre con estos permanentes ejemplos. Retomando, fuimos a llevar los juguetes a los niños y niñas isleños. Me dijo que se lo llevábamos nosotros y no papá Noel,  porque no encontraba sus casas al no tener dirección con calle y números.

Conclusión

Soy consciente a mis 46 años que ese gesto no cambió la realidad de esos niños, pero me acabo de dar cuenta que lo que ella estaba haciendo no era hacia los niños y niñas, sino hacia la educación de su hija. Doña Antonia Lidia Centofanti murió un 13 de diciembre en víspera de navidades cuando su único nieto tenía 3 años, y aunque no lo crean sigue viva en cada enseñanza que le transmito a mi hijo. Nadie muere si alguien lo recuerda! Mientras viva tu llama no se apaga!!!.

Felices fiestas Vaqueros y Vaqueras del espacio,  y no olviden que somos lo que hacemos y es lo único que nos hace trascender.

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