Semana Santa para los agnósticos.

 Está claro que es un martirio la semana santa para los agnósticos, a menos que  lo tomas como vacaciones y te olvidas de la festividad. Probablemente, te infartes si te sorprenden encapuchados al doblar la esquina. Redobles de tambores y estética medieval, esta gente «normal»  a mí me aterra con su oscuro y sangriento ritual!.

Comer carne no me preocupa, intento no hacerlo por conciencia y respeto animal. Pero sigo sin comprender que aceptemos las directrices de las  sectas.

Las religiones, los grandes placebos de las sociedades humanas, los que fomentaron la ignorancia dando la espalda a la ciencia. Instituciones machistas y retrógradas. Las que inventaron  historias nada creíbles y hasta un gran best seller:  la biblia,  para someter a las masas.

Crucifican cada año a ese mártir de madera y dan la espalda a los millones de «hijos de dios» que mueren de hambre y en genocidios de guerra cada día.

Solo se manejan por férreas convicciones y ningún fundamento. Imponiendo una moralidad a la sociedad que no permite su evolución y la retroceden al medioevo que tanto ansían, para quemar a los que no piensen como ellos en la hoguera.

Merecemos avanzar, no quiero que la iglesia se modernice, quiero que desaparezca su poder en las sociedades y gobiernos.

Merecemos de una vez por todas una Humanidad Laica. Una humanidad espiritual y no adoctrinada por dogmas que dividen y enfrentan.

Todas las semanas santas nos someten al dolor, la sangre, el martirio y la gran hipocresía.

Si necesitas creer en algo, intenta creer en ti.

Semana Santa para los agnósticos

 

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