Hoy en Vaquera del espacio hablamos del Arquitecto interior

Arquitecto interior

🌌 Diseñar tu vida suena poderoso…
Pero antes de construir, hay que preguntarse:
¿Es la vida que realmente quiero… o la que creo que debería querer?

A los 30 soñaba con recorrer el mundo.
A los 50, sueño con una tomatera, paz y mi rincón de plantas.
Cambiamos. Y eso está bien. 🌱

Por eso, cada tanto, hay que detenerse.
Mirarse por dentro.
Y preguntarle al arquitecto interior si toca redibujar algunos planos.
Porque no se trata de diseñar algo perfecto,
si no algo que sea verdaderamente tuyo.

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¿Estás diseñando tu vida o solo siguiendo un plano heredado?

En tiempos donde el desarrollo personal y la búsqueda de propósito parecen estar en el centro de todas las conversaciones, la idea de «diseñar tu vida» suena poderosa, inspiradora, incluso revolucionaria. Y lo es. Pero también puede ser engañosa si no va acompañada de una pregunta aún más profunda: ¿Estás diseñando la vida que realmente quieres… o la que crees que deberías querer?

Durante mucho tiempo, creí que deseaba una vida llena de movimiento, viajes, lugares exóticos y cambio constante. A los 30 soñaba con recorrer el mundo, mochila al hombro y alma despierta. Y lo hice. Pero hoy, a los 50, me encuentro soñando con algo radicalmente distinto: una vida más lenta, más tranquila, más enraizada. Más de casa con plantitas, de cafecito al sol, de huerto propio, de tomatera y paz. ¿Eso significa que me equivoqué antes? No. Significa que cambié. Que evolucioné. Que me escuché de nuevo. Y ahí está la clave: la vida se diseña desde adentro, no desde fuera.

Vivimos en un mundo lleno de planos ajenos. Ideas heredadas, modelos que nos vendieron como exitosos, deseos prestados que repetimos sin filtrar. Muchas veces creemos que deseamos ciertas cosas porque en algún momento, alguien nos dijo que así debía ser. Pero cuando por fin llegamos allí, a esa meta, sentimos un vacío que no esperábamos. Y eso no es fracaso. Es información.

El crecimiento personal no se trata solo de avanzar. A veces también se trata de girar, de retroceder un poco, de quedarte quieta, de replantearte todo. Porque diseñar tu vida no es solo trazar una línea recta. Es estar dispuesta a revisar los planos cada tanto y preguntarte si todavía tienen sentido.
A veces el arquitecto interior —ese que vive en vos, en silencio— te susurra que algo ya no encaja. Que la estructura que te sostenía ya no te contiene. Que hay que derribar paredes, abrir ventanas nuevas o construir en otro terreno. Y escuchar esa voz requiere coraje.

Diseñar tu vida no es buscar la perfección. Es buscar autenticidad. Coherencia. Libertad.
Así que si estás en ese momento en el que algo ya no vibra igual, si sientes que estás habitando una vida que fue perfecta para una versión antigua de ti, quizás sea hora de rediseñar.
No hay planos definitivos. Hay versiones. Hay ciclos. Y todos valen.
Porque al final del día, no se trata de vivir la vida que todos admiran… sino la que de verdad te hace sentir en casa.
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