Hoy es un día triste, mi prima hermana de Argentina me comunica que mi tía Ana ha fallecido. Me pasan miles de cosas por la cabeza, pero además de la tristeza,  que es el eje transversal del conjunto de sentimientos…..pienso en lo tremenda mente injusta que es la vida.

Mi familia materna está conformada por una estirpe de mujeres luchadoras. Mi abuela, la gringa (como llaman a los italianos en Argentina), sacó adelante a dos niñas al morir su marido con 39 años. La gringa  tenía una  panadería,  que llevó al éxito por su talento, el valor añadido del sabor italiano y el esfuerzo de una mujer fuerte. Mi mamá y la tía Anita fueron criadas por una mujer sencilla, apreciada y recordada por mucha gente por su calidad humana.

Las dos hermanas comenzaron a trabajar de niñas con su madre, toda una vida de lucha digna. Mi mamá falleció en España hace 8 años de cáncer y la tía Anita, sana como un roble, simplemente cayó fulminada. Ninguna de las dos pudieron disfrutar de su ansiada jubilación.

Dos hermanas Adiós tía Ana

Lealtad. De los sentimientos es el más genuino, tu puedes decir que amas a alguien y no demostrarlo, a las palabras se las lleva el viento. Puedes pedir perdón, un grandísimo acto humano, pero inservible si no se demuestra arrepentimiento sincero.   Puedes prometer lealtad,  pero la lealtad es un verbo, solo vale a través de la acción.

Ella le hizo una promesa a su hermana, que cuidaría de mi cuando ella faltara. Lo cumplió hasta el último suspiro y se sirvió de las redes sociales para hacerlo, aprendió, hizo cursos, las usaba de maravilla . No pasaba un solo día sin saludarme por Facebook, siempre estaba al tanto de su sobrino nieto, de mi, de todos los que estamos a 14000 km. Soñábamos con el mate del reencuentro. Era mi fan número uno, me comentaba cada post, me saludaba cada mañana y cuando no lo hacía, me mandaba un privado: Hoy no te saludé porque me voy al dentista…a la peluquería.

Sencillez, cercanía….-Hoy hice fideos!, hoy voy a cocinar puchero, me voy a ver bailar a Mile al teatro el Círculo  (su querida y única nieta).

Hoy me enteré que mi tía Anita ha muerto y no puedo dejar de llorar. Estaba tan contenta de que se iba a jubilar y a disfrutar de su tiempo, después de haberse deslomado toda la puta vida. Al igual que su hermana, simplemente se desplomaron en su casa, sin darse cuenta que la muerte las vino a buscar. El único aliciente es saber que esas dos hermanas luchadoras, se vuelven a reencontrar del otro lado del arco iris.
Un beso Anita! ya no tendré tus mensajes cada mañana y te voy a echar mucho de menos. Descansa en paz!

Me despido con tu último mensaje en Facebook y tu frase: Tomate unos mates!. Buena vida!

P.D Una de las cosas más duras de la inmigración es estar lejos cuando falta un familiar. Es difícil hacer el duelo, estás lejos para apoyar a los que quedan….Aunque como decía la tía Ana, no hay distancia entre los corazones. 

Foto de portada: Sus flores, otra cualidad propia de la familia…el amor a las plantas.

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