Las redes como termometro social, en tiempos en donde no existía Internet, en la calle, en un taxi o hablando con el Kioskero. Podías notar la tensión social o por el contrario, el bienestar y la relajación en tiempos de paz y amor.
En la proximidad de las navidades, con los motores a punto de todos los community manager, se augura un bombardeo publicitario, signo evidente de la crisis. Ya no basta con iluminar mi negocio, cambiar la imagen u ofrecer el mejor servicio o producto. Ahora necesitas tener presencia diaria en las redes sociales, constancia, ofrecer contenido de calidad, organizar concursos, conseguir recomendaciones, participar en grupos y sacar provecho de todas las herramientas que te ofrecen las redes sociales, aventajarte, estar atenta a los trending topics, a los feedback, a los seguidores.
En las redes el marketing de guerrilla se hace evidente y no solo es necesario estar, sino mantener la presencia online en un mundo cada día más voraz. Generar confianza en una red infectada de Hoax, mentiras en la red, publicidad engañosa, préstamos de dinero a intereses usureros, virus, trolls de la competencia.
Las redes son un arma de doble filo?
Claro que lo son!. Por ello me causa gracia cuando alguien compara la profesionalidad y permanente profesionalización de un servicio, de una imagen online, con una persona que se maneja bien en las redes. Un community manager es mucho más que un usuario avanzado, es un analista, investiga, aporta contenido. Es como comparar un pizzero Napolitano con una pizza congelada.
Las redes sociales como termometro social
Las redes están que arden, por un lado el marketing y por otro la política, todo está politizado, hasta el marketing. Debes navegar con mucho cuidado, pies de plomo, de no equivocarte, de ser políticamente correcta, de no herir susceptibilidades cuando tocas temas controvertidos, aunque hables de ecología o animales. La gente está cabreada, radicalizada. El clima de enfado se nota en la tensión en las redes sociales.
No es fácil el trabajo del community manager, pero a mí me apasiona!.
