UN SENTIMIENTO QUE NO DEBIÉRAMOS OLVIDAR :
El amor
Vivimos épocas y situaciones en las que existe sólo una cosa que une todos los cabos, reuniéndonos en una gran y única unidad aunque no siempre lo percibamos. Es el amor, pero un tanto distinto del que creemos conocer.
El amor en su estado más puro se encuentra latente dentro de esa masa energética que somos. El amor es la masa energética. Pero al igual que el alma, se instala dentro nuestro al materializarnos en un cuerpo.De la misma manera que las propiedades del espíritu varían según éste habite en un cuerpo humano, animal o vegetal, lo propio ocurre con el amor. Las propiedades energéticas del amor humano abren un campo afectivo de mayores posibilidades que las de los animales o plantas, como todos sabemos.Pero el amor humano en su estado más puro dista bastante del concepto de amor que conocemos y reconocemos habitualmente en nuestros congéneres y en nosotros mismos. Muy pocas son las personas que poseen la dicha de experimentar el sentimiento de amor en su fase más pura. Esto es, sin ningún tipo de contaminación social. El niño nace envuelto en una poderosa masa energética, expresada a través del aura que desborda su cuerpo y el de todo ser humano. Ésta incluye una fase que se convertirá en amor en su estado más puro, al producirse el contacto de dicha masa energética con el cuerpo tangible. Pero luego, ya desde los comienzos de su joven vida, empezará a experimentar la partición de ese sentimiento, de una forma similar a la que se produce cuando se desintegra en partículas la masa energética que flota en el Universo, al momento de entrar en contacto con los cuerpos tangibles. En este caso, el amor en estado puro se irá desintegrando, para compartir su espacio con otros sentimientos y sensaciones que lo irán contaminando. El primero en aparecer es el temor, al que luego se le irán agregando los sentimientos de celos, lento crecimiento del ego, incluyendo el ilusorio desarrollo del sentido de propiedad y de pertenencia, para dar paso más tarde, en etapas más avanzadas del crecimiento del niño, a sentimientos que terminarán de contaminar la pureza de ese sentimiento de amor con el que nacimos, como los sentimientos de envidia, codicia y odio, entre otros.De todas maneras, todos sabemos que el amor no queda desintegrado sino entremezclado con los anteriores. Es por eso que solemos a veces experimentar sentimientos encontrados como amor y odio a la vez hacia la misma persona. O nos acosan el arrepentimiento y el sentimiento de culpa luego de haber sentido celos o envidia hacia un ser querido.Nuestro amor ha perdido el timón y queda a merced de los oleajes y tempestades que se susciten en este inmenso mar que es la vida. Salvo que seamos concientes de esta situación y decidamos tomar cartas en el asunto. Desde el momento en que el niño nace con su sentimiento de amor tan puro, hasta que se convierte en adulto, su amor sufrirá reveces de los que no resulta fácil recuperarse.La persona adulta cree saber siempre qué es lo mejor para sus seres queridos e intenta a veces influir por todos los medios para que el otro haga exactamente lo que él quiere. Las personas llegan a veces a extremos inimaginables de manipuleo para lograr su cometido. Pero están confundidas. No advierten que su amor se ha contaminado y está dirigido sólo a sí mismo.El amor en su estado más puro es proyectado hacia toda la especie. Una vez contaminado por las influencias sociales no encontrará más posibilidades que las de dirigirse hacia una o varias personas. Y si la contaminación es aún mayor, el amor que sentirá por esas personas estará sólo destinado a su propio bienestar afectivo. Y por último, si la contaminación es completa, todo su amor será apresado por una poderosa sensación de resentimiento hacia sus congéneres y el Mundo todo y quedará convertido en odio. Lamentablemente, el crecimiento del fundamentalismo en las últimas décadas deja un triste testimonio de los niveles a los que puede arrastrarnos la contaminación del amor.Por otro lado, debemos reconocer que el amor, como todo sentimiento, no puede ser inducido por la fuerza. No proviene de la decisión voluntaria de las personas. Y esto es lo que hace nuestra tarea más difícil de llevar a cabo.Primero, la persona adulta deberá reconocer la existencia de la raíz y el origen de su amor en estado puro apenas llegado a este Mundo.A continuación, si reconoce la contaminación de su sentimiento de amor y la pérdida de paz interior y felicidad plena que esto le significa, nacerá en él la libre y voluntaria decisión de volver a sus raíces, porque entonces percibirá la convicción de que ese es el paso obligado para volver al estado de felicidad plena no condicionada por ningún factor externo a él.Una vez logrado este primer paso, el resto lo hará la práctica. El ejercicio de la ayuda y preocupación por los demás ira mostrándole de a poco los efectos y beneficios personales que se sienten al ir recuperando la pureza del amor.Es el amor a sí mismo, a través de la comprobación de que el regreso a los orígenes nos vuelve a brindar esa felicidad plena en nuestros espíritus, perdida hace tanto tiempo y que nos merecemos por ser lo único que nos pertenece, que nos permitirá finalmente sentir en forma incondicional, amor hacia los demás, pudiendo ya en paz comprender todo aún cuando no entendamos los motivos.(Fragmento extraído del libro: El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias), con descarga gratuita en
libroabierto Rudy Spillman
Que gustazo verte por aquí!!!!
La verdad que muchas veces me cuestiono en cuanto a abrirme tanto, como que estoy muy expuesta. Pero no tengo nada que ocultar y muchas ganas de compartir sensaciones, colores, instantáneas de momentos. En definitivas quien me lee compartirá un poco ese sentimiento.
Con respecto a tu artículo, la verdad es que todo lo que escribes me gusta, es tu forma de ver las cosas, tu óptica y la manera simple en la que describes situaciones complejas.
Un fuerte abrazo
flor
Hola, Flor:
Me alegra que te haya gustado el artículo.
He recorrido tu sitio y aparte de estar hermoso con tanto verde «esperanza», se presenta como muy cálido y familiar. Transmite la sensación de estar entrando en tu casa no tan virtual.
Un abrazo.
Rudy