El ratón de granja. Fábula sobre empatía
Un ratón, mirando por un agujero de la pared, ve al granjero y su esposa abrir un paquete. Quedó aterrorizado al ver que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio a advertirle a todos.
¡Hay una ratonera en casa!
La gallina que estaba cacareando y escarbando le dice:
– disculpe Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, pero a mí, no me perjudica en nada.
Entonces fue hasta el cordero y él, le dice lo mismo:
– Disculpe Sr. Ratón, pero no creo poder hacer algo más que pedir por usted en mis oraciones.
El ratón se dirigió a la vaca y ella dijo:
– ¿Pero acaso estoy en peligro? Pienso que no.
El ratón volvió a la casa, preocupado y abatido para encarar a la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo como el de la ratonera atrapando su víctima, la mujer corrió a ver que había atrapado.
En la oscuridad ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente veloz mordió a la mujer, el granjero la llevo inmediatamente al hospital, ella volvió con fiebre alta.
El granjero para reconfortarla le preparo una nutritiva sopa, agarro el cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal, la gallina. Como la mujer no mejoró, los amigos y vecinos fueron a visitarlos, el granjero mató al cordero para alimentarlos, la mujer no mejoró y murió, el esposo vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
La próxima vez que alguien te cuente sus problemas y creas que no te afectan porque no es tuyo. Piénsalo dos veces, «el que no vive para servir no sirve para vivir.»
El mundo no anda mal por la maldad de los malos, sino por la apatía de los buenos. Así que cuando alguien necesite de ti por sus problemas, tiéndele la mano o dale una palabra de aliento.
«Que no te falte nunca la empatía.»
¡Anónimo!!!. Vía Facebook.
Cita Martin Niemöller
Esta fábula me recuerda a Emil Gustav Friedrich Martin Niemöller teólogo alemán.
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio, porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.
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Tanto la fábula como la cita, nos llevan al mismo lugar, a entender que la empatía hacia el otro y el cuidado del prójimo…nos protege, y hace más fuerte y humana, la sociedad.
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