Cada día somos más los padres que decidimos no celebrar sacramentos religiosos como el bautismo o la comunión.

En mi caso, en particular, he sido educada dentro de una familia católica por los valores, pero no practicante.

Me eduqué en escuelas públicas y ninguna religión ha formado parte de mi educación. Además,  no comulgo con la iglesia como institución  y, por lo tanto, como madre, no he bautizado tampoco a mi hijo.

El entorno como modelador

El entorno juega un papel preponderante, la sociedad modela y si no tenemos muy en claro nuestros ideales, muchas veces manda. Por ello, los sacramentos religiosos se han convertido en un negocio, en una demostración de status, o simplemente una tradición cultural, alejada de la verdadera demostración de fe y principios cristianos.

Mi hijo, con 8 años, me hizo el mismo planteo que le hice yo a mis padres de pequeña:

– Por qué yo no tomo la comunión?. Bastó una simple explicación de lo que realmente implica tomar la comunión para que mi hijo perdiera el interés. Solo le llama la atención la fiesta y los regalos.

Para los padres laicos es complicado ser siempre el «diferente», solo por no practicar ritos religiosos aceptados culturalmente. Además de difícil, porque nos toca educar en valores desde una perspectiva que no está contemplada por la educación, porque o eres de religión o eres de «alternativa»,  la asignatura que reemplaza a religión en las escuelas. Si a mi hijo le preguntas de qué religión es, contesta: alternativa.

¿Cuál es la alternativa de los padres laicos?

Un padre católico tiene un modelo a seguir: Jesús. Los padres laicos, además de Jesús como hombre, tenemos muchos más:  Mandela, Gandhi y también grandes mujeres en la historia, aquellas que las religiones machistas ponen en segundo lugar. La alternativa es educar en valores a un niño laico,  poniendo como ejemplos ideales como la lucha, la libertad, la democracia, la diversidad, igualdad y amor por el prójimo.

La laicidad aporta conversaciones y feedback con los niños, que buscan respuestas coherentes a una situación incoherente en la que se encuentran inmersos. Porque la sociedad, para aquellos que tienen la mente limpia de imposiciones, resulta incoherente en sus ritos y creencias.

Comunión civil o laica

Pero la incoherencia no solo está en las creencias religiosas, las cuales respeto porque se tratan de fe y en definitiva transmisión de valores. La Comunión civil o laica es el absurdo en su máxima exponencial.

Consiste en una ceremonia civil  sin connotaciones religiosas llamada Comunión civil o laica.

Me resulta absurdo celebrar un sacramento religioso civil, reconozco que de pequeña me bautizaron con vino en una ceremonia entre amigos, pero de ahí a una celebración civil por un sacramento religioso hay un largo trecho, y ese trecho sigue teniendo el mismo eje transversal que el religioso: la fiesta, los regalos y el negocio del consumo, «sean con o sin la iglesia», «con o sin sacramentos».

Otra cosa sería, que al igual que el sacramento del matrimonio,  cuya validez civil está legislada. El bautismo laico y las funciones de los padrinos se legislen e inscriban,  como tutores legales en una acto civil.

Prensa Huffingtonpost

Con la aprobación en pleno de las nuevas ordenanzas fiscales, el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria (Málaga) posibilita que, además de bodas o bautizos civiles, también se organicen a partir del próximo año comuniones al margen de la Iglesia, con el objetivo de festejar el paso de los niños de la infancia a la preadolescencia.

¿Y a ti que te parece la Comunión civil o laica?

Para padres inquietos, estos son los valores que enseñan a nuestros hijos en alternativa:

Resiliencia, comunicación, responsabilidad, igualdad, respeto a las opiniones ajenas, empatía, emociones.

 

 

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