Soltar es crecer me dijo una amiga, pero que difícil es soltar la culpa de haber arruinado mi vida, y la de mis seres queridos por un error. Un error de la juventud, que solo fue casarme por amor. Tal vez un acto de rebeldía, por no escuchar a quienes me aconsejaban, por no hacerle caso a las miles de señales que emitía el Universo, por  confiar en  alguien que no lo merecía. Por ese error padeció mi madre antes de morir y cuesta perdonarse, por ese error sufre mi hijo  y por ese error aún pago consecuencias económicas graves,  de las cuales me costará tiempo salir adelante y me afectan emocionalmente a través del miedo, el peor enemigo del crecimiento personal.

Soltar es crecer

Soltar significa no solo asumir las consecuencias, sino además perdonarse. Me perdono. Principalmente me perdono, porque comprendí que necesitaba equivocarme para valorar a las personas desde otro lugar, tal vez más profundo, donde el compromiso sea la unión de dos almas. Soltar me hizo madurar, crecí a través del dolor

Desnudo mi alma para invitarte a reflexionar junt@s sobre crecer. Hablo en primera persona para empatizar con quien me lee, con personas que como yo,   se equivocan, lloran, aprenden.

Soltar. Dejar ir. Para renovarse, para crecer.

No es fácil, pero es necesario. Es parte de la vida.

La historia del árbol.

Extraído de flowsoulyoga

Érase una vez un joven árbol, de raíces fuertes y poderosas y a su vez flexibles ramas, decidido a ser el árbol más frondoso, de hojas más verdes y brillantes de todo el bosque.

Así que durante la primavera se nutrió, se enriqueció y dedicó toda su energía a crear muchos y fuertes brotes.

Y comenzaron a salir pequeñas y tiernas hojas, que pronto se tornaron en muuuchas, fuertes y brillantes verdes hojas.

Tanto fue así que su copa quedó llena al completo.

Él se sentía pletórico, sus hojas hacían la fotosíntesis como nadie y él estaba a tope de savia y energía. Los pájaros encontraron un buen lugar donde hacer sus nidos y muchos animales del bosque buscaban la sombra bajo sus ramas en los días de calor y cobijo en los días de tormenta.

Y así pasó la primavera y el verano y poco a `poco los días se fueron haciendo más cortos, las temperaturas bajaron y el otoño hizo su aparición, entonces, las hojas de nuestro árbol protagonista, al igual que las del resto de sus compañeros de bosque, comenzaron a cambiar de color. Se tornaron amarillas, rojas… Y finalmente marrones y sin brillo.

Todos los árboles comenzaron a dejar caer esas hojas y sus ramas comenzaron a verse desnudas.

Pero nuestro árbol protagonista no quería dejar caer sus hojas que taaaanto esfuerzo le habían costado y tanta savia y energía le habían ayudado a crear. Las tenía tanto aprecio, habían sido tan verdes y brillantes, le habían ayudado a atraer a los animalitos a su lado, habían sido una primavera y un verano maravillosos gracias a ellas y ahora ¿tenía que soltarlas? NO.

No quería, le gustaban demasiado.

Sus compañeros le advirtieron que así no podría aguantar el invierno, que mantenerlas supondría mucha energía que necesitaba guardar durante la estación fría.

Esas hojas, ya no volverían a ser verdes y no podría hacer la fotosíntesis como antes ni obtener nueva savia rica, además si no las soltaba, no quedaría espacio para las nuevas hojas de la próxima primavera.

A regañadientes, nuestro árbol comprendió que tenían razón sus hermanos y poco a poco comenzó a deshacerse de sus hojitas. Al principio se sintió muy raro, como desnudo, en parte esas hojas le protegían, pero poco a poco comenzó a sentir ligereza y cuantas más hojas dejaba caer, más liberado se sentía.

Y cuando hubo dejado caer todas las hojas, se dio cuenta de cuánto peso había soportado. Un peso que ya no le servía para nada porque esas hojas ya no le proporcionaban la energía que un día si le dieron.

Y desnudo y completamente liberado de su carga se preparó para volver a generar nuevas hojas, más verdes y más brillantes que nunca,  con energía nueva y renovada.

 

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Entrada dedicada a mi amiga CeLi, la creadora de la página Fb «Soltar es crecer»   que administramos juntas y te invitamos a seguir.