Somos un producto, suma de vivencias y experiencias.
A medida pasan los años entendemos el valor de la añeja sabiduría, en relación al brío de la juventud.
Los años nos enseñan sobre la vida, la muerte, la soledad, la decepción, el amor y el desamor. Sobre como alcanzar la felicidad o mejor aún, saber entenderla para apreciarla.
A veces me pregunto sobre el amor, recuerdo que cuando era joven me enamoraba de un look, un cuerpo, un status social. Cosas efímeras, que se pierden con el paso del tiempo y el tránsito por la vida. Quienes quedan pegados a esta forma de amar, están destinados al fracaso y a la decepción. Ahora me enamoro de la simpleza, de quien que me ame tal cual soy y me ayude a volar.
A veces me pregunto sobre la felicidad, cuando era joven dependía de la profesión, la cantidad de viajes que acreditaba mi pasaporte, mi índice de popularidad, las cosas que acumulaba (casa, coche, diplomas, objetos). Ahora la felicidad son solo momentos que enriquecen mi alma.
A veces me pregunto sobre el valor de las personas y descubro la enorme belleza que albergan aquellas personas, que entienden la felicidad como un camino y no una meta.
En este artículo, una enfermera revela las 5 cosas que las enfermos terminales lamentan en su lecho de muerte
1. Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida fiel a mí mismo, no la vida que otros esperaban de mí.
2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.
3. Ojalá hubiera tenido el coraje para expresar mis sentimientos.
4. Me hubiera gustado haber estado en contacto con mis amigos.
5 . Me hubiese gustado permitirme a mí mismo ser más feliz.
Que esperas para ser feliz!.
Ojala no me hubiera olvidado de mandar a la mierda a más de uno