¡Te amo con la concentración de mis neurotransmisores!
Las historias de un amor feliz, las parejas perfectas, las relaciones ideales, comúnmente no tienen, ni inspiran historias. Sin embargo, las bajas pasiones, las frustraciones amorosas, el deseo del otro o la otra, el amor frustrado o prohibido, han constituido, en la historia universal del amor, innumerables relatos, trágicos, épicos, históricos y novelescos.
Rosa Montero, periodista y escritora española, señala que “el amor feliz no tiene historia”; sin embargo, “el amor amenazado es novelesco”.
Incluso uno de los más grandes estrategas de la guerra, genio militar; y amante empedernido, Napoleón, definió a éste como: “el amor es una tontería hecha por dos”
El amor es un sentimiento universal, que ha sido investigado y se ha determinado que es producido por sustancias químicas y estructuras específicas del cerebro.
La antropóloga norteamérica Helen Fisher señala en su libro: “Por qué amamos”, que existen “3 redes cerebrales primigenias” que durante miles de millones de años evolucionaron para dirigir el apareamiento y la reproducción: El amor romántico, la euforia y la obsesión de “estar enamorado”. Pero, ¿cómo explicar este comportamiento? El comportamiento de estar enamorado obedece a un intercambio químico de sustancias que se dan en el cerebro. En él existen unos mecanismos, sustancias químicas, de interacción cerebral, denominados neurotransmisores. Uno de ellos la Dopamina, cuando se encuentra en altos niveles de concentración, producen una gran disposición para la atención. Cuando alguien nos es atractivo o atractiva, nos predispone y motiva a la consecución de una conducta orientada a un objetivo. Cuando uno ama, la alta concentración de Dopamina en el cerebro, produce una mayor “concentración” en el ser amado, entiéndase atención, deseo de estar pendiente en pensamientos y acciones frente el objeto amado. “Los amantes se concentran en el amado”.
Los amantes comparten esa necesidad y excluyen, por lo general, y muy frecuentemente, todo lo que les rodea, todo lo que pueda perturbarlos. El enamoramiento, es a entender del gran filósofo y académico español Ortega y Gasset, “Un estado anormal de atención que se produce en un hombre normal”; se refería a este peculiar estado, como un “estado de estupidez transitoria”.
Cuando uno ama es frecuente observar en los amantes, conductas en las cuales “todo se perdona”, “todo se permite”, “todo se comparte”, se pierde la individualidad y uno se enajena; pero también, además, se pasan por alto todas aquellas pequeñas, medianas o grandes características negativas que forman parte del repertorio conductual del amado, o de la amada. Luego con los años, las recriminaciones de esos detalles no observados en un momento inicial de “mágica” atracción, o atención desmedida, colapsarán por la variable tiempo y por ende, a consecuencia de la disminución de la Dopamina, como causa que distrae los defectos del ser amado(a).
La pareja amada como todo “objeto” nuevo, es considerado algo novedoso y único”. Los estudios de neurotransmisores han demostrado las bondades de la Dopamina en su asociación con el aprendizaje de los estímulos novedosos.
Cuando se dan altas concentraciones de Dopamina en el Cerebro se producen respuestas como lo son: euforia, aumento de energía, hiperactividad, insomnio, pérdida del apetito, temblores, aceleración en los latidos del corazón y de la respiración. Incluso en algunas oportunidades pueden presentarse respuestas de obsesión, ansiedad o miedo. Pero, ahora también se reconoce el efecto adictivo que el amar produce. La Adicción al Amor, no es otra cosa que las consecuencias de la relación Dopamina y dependencia, lo cual en parte explicaría el por que: “los enamorados se vuelven tan dependientes”.
Son comunes los síntomas que se presentan en un proceso adictivo: conducta dependiente y ansia, deseo por el consumo de alguna sustancia psicoactiva. Estas conductas se explican en el paciente fármaco dependiente, como producto de altas concentraciones de Dopamina en el cerebro. Este proceso se repite en el amor romántico, altas concentraciones predisponen a ser adictos al ser amado. Es por ello que, cuando el amor es correspondido se produce: “Una feliz dependencia”. Sin embargo, cuando esto no sucede, cuando se presenta el rechazo, la indiferencia, la no correspondencia, la respuesta emocional es una ansiedad que provoca profundo dolor, nos lleva a la tristeza y a menudo nos envuelve en un comportamiento destructivo.
Pero la investigación sobre las bondades de la Dopamina y su relación con el amor romántico no se agotan ahí. También actúa en la estimulación y el desarrollo de las relaciones sexuales. Cuando existen altos niveles, se produce el anhelo de tener una relación sexual. Al aumentar la Dopamina, aumenta el nivel de Testosterona, que es por excelencia la hormona del deseo sexual.
También existe otra sustancia química denominada Norepinefrina, derivada de la Dopamina. Su aumento produce: euforia, energía excesiva, insomnio y pérdida de apetito. Que como se han demostrado, son algunas de las características que se presentan en el amor romántico.
La Norepinefrina, aumenta la capacidad de recordar estímulos nuevos, lo que permite explicar por qué los amantes recuerdan los más mínimos detalles, así como los momentos inolvidables de la relación con el amado(a). Podríamos atrevernos a señalar que cuando disminuye, el olvido de aquellas fechas y eventos importantes, pequeños detalles podrían pasar desapercibidos; cosa que nunca ocurriría, si los niveles de concentración estarían elevados.
La Serotonina, constituye el tercer neurotransmisor que interviene en este enmarañado proceso químico del amor. Es el neurotransmisor que produce el buen humor en el cerebro. Brinda felicidad y logra generar una mejor disposición anímica frente a los problemas. El ejercicio físico diario nos permite producir Serotonina. Es la sustancia mensajera de la felicidad. “Existe una posible conexión entre el amor romántico y los bajos niveles de Serotonina orgánica”. Cuando en interminables horas pensamos en el ser amado(a), podría haber reducción de los niveles normales de Serotonina. La falta, ausencia, no presencia física del objeto amado, produce la disminución de la las concentraciones de Serotonina en el cerebro. Nos sentimos tristes, nos deprimimos.
Una de las características de la enajenación, en el amor, es la obsesión. Los amantes son obsesivos. Los Trastornos Obsesivos Compulsivos (TOC) están relacionados a bajos niveles de Serotonina. Las medicinas por excelencia, las famosas pastillas de la felicidad son: Prozac o Zoloft que elevan los niveles de Serótina.
Atención, concentración, obsesión en el ser amado, son producto de reacciones químicas de aumento o disminución de determinados neurotransmisores.
Finalmente podríamos aseverar que hoy una declaración de amor, al estilo de un alquimista, seria: “Te amo, con la fuerza de mi Dopamina, el recuerdo imborrable de esta pasión que me da la Norepinefrina, y la felicidad, que cuando estas a mi lado me produce la Serotonina”.
FUENTES: Helen Fisher. Por qué amamos. Editorial Taurus. México. 2004Rosa Montero. Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la historia. Editorial Aguilar 1999.