Voy a relatar con mis palabras esta parábola del coche rojo de Jorge Bucay y les dejo el vídeo original, para que la escuchen si así lo desean.

Parábola del Coche Rojo

En un barrio pobre de una ciudad cualquiera había un niño llamado Juanito de 10 años. Juanito, como los niños de los barrios humildes, jugaba en la calle con otros niños de diferentes edades.

Un día cualquiera llega Antonio, que siempre conducía un coche viejo, con un flamante coche rojo.

Antonio lo invitó a subirse y Juanito no podía creer lo hermoso que era el coche y lo lindo que era pasear en él.

Juanito le preguntó a Antonio de dónde había sacado el dinero para comprarse el coche, y Antonio le responde que se lo había regalado su hermano. Enseguida, Juanito dedujo que el hermano de Antonio era rico. Pero no era así, el hermano de Antonio era un humilde trabajador, qué conocedor de la situación de su hermano y su coche desvencijado que no tenía más remedio que ir al desguace, pidió un crédito y a plazos le compró el coche a su hermano.

Juanito le dice: ¡Qué envidia! Y Antonio le contesta envidia por mi coche?, a lo que Juanito le responde, no…. ¿Envidia por tener un hermano como el mío? A lo que le responde tampoco.

Lo que Juanito tenía era admiración, quería algún día ser como el hermano de Antonio.

Reflexión

En esta parábola se habla de envidia, personalmente creo que no es la palabra adecuada, porque la envidia es una declaración de inferioridad, un sentimiento negativo hacia el otro. En el caso de Juanito era admiración, deseo de superación personal, encontrar un modelo a seguir. No era importante el objeto para él, sino el altruismo que había demostrado tener el hermano de Antonio, que no era rico por tener dinero, sino rico en su corazón….. probablemente sea la mejor riqueza que pueda aspirar cualquier ser humano.

¿Qué es el altruismo?

El altruismo es un concepto que se refiere a la preocupación o el amor desinteresado por el bienestar y la felicidad de los demás. En otras palabras, implica actuar en beneficio de los demás sin esperar obtener ninguna recompensa personal o beneficio directo. Una persona altruista busca ayudar, apoyar o beneficiar a otros, incluso a costa de sus propios intereses.

Pero esta parábola no solo nos habla de la «envidia», que muchas veces no es hacia la riqueza o los objetos, sino al brillo de las personas y a su capacidad de salir adelante, como los aviones, con viento en contra. Leer la fábula de la serpiente y la luciérnaga. También nos habla de generosidad, del deseo de auto superación, de como se puede ser faro que ilumina la vida de otros, como resultó para Juanito, el hermano de Antonio…….

Si no además nos deja otra lección importante, que es, que muchas veces juzgamos precipitadamente sin conocer el fondo. Enseguida, Juanito preguntó si el hermano de Antonio era rico por regalarle un coche tan bonito, sin conocer el sacrificio y el esfuerzo que había detrás, que al final es lo más importante de este relato. Tal vez en este punto me atrevería a hablar de envidia, envidia, como falta de valoración del esfuerzo por conseguir algo y quedarnos en la superficie. Seguramente te habrá pasado alguna vez que alguien de tu entorno, en lugar de alegrarse de tus logros, los minimiza exaltando el producto final y dejando de lado el duro proceso para alcanzarlo. A eso se le llama la teoría del iceberg.

Teoría del Iceberg

El éxito en la vida se puede asemejar con un iceberg. Socialmente, las demás personas solo se percatan de la parte visible. Es decir, que solo atendemos aquello que percibimos a simple vista, el resto pasa inadvertido.

La teoría del Iceberg cada día se hace más acusada a raíz de las redes sociales, donde las personas solo ven una ínfima parte de la realidad del otro.

Un iceberg es una masa de hielo grande y flotante que se ha desprendido de un glaciar o de una plataforma de hielo y que flota en el agua. Aunque solo una pequeña parte del iceberg es visible sobre la superficie del agua, la mayor parte de su masa está sumergida.

La parte visible del iceberg, conocida como la «punta», representa solo aproximadamente el 10% de su tamaño total, mientras que el 90% restante está bajo el agua.

Esto crea la imagen de un iceberg masivo y majestuoso, pero también resalta la importancia de reconocer lo que no se ve a simple vista.

Esta analogía del iceberg a menudo se utiliza de manera metafórica para describir situaciones en las que solo se percibe una pequeña parte, mientras que la mayoría de sus dimensiones, detalles o implicaciones permanecen ocultos o subyacentes. En términos de psicología y comportamiento humano, el iceberg puede representar las motivaciones, creencias o emociones subyacentes que influyen en las acciones de una persona, donde solo una pequeña parte es evidente en la superficie.

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