La fábula del bancario honesto

Bruno era director de una sucursal de barrio. Cuando las vacas gordas, muchos de sus compañeros pasaron a grandes oficinas y sucursales. El boom de vender productos bancarios era solo apto para tiburones con traje y corbata. Bruno era para todos un perdedor, una persona sin ambición, cuyo único reto o desafío personal y profesional, era darle solución a clientes igual de perdedores que él. Lo llamaban despectivamente «El actualizador de libretas».
Pero llegó el día de las vacas flacas, muchos de los tiburones de traje y corbata fueron juzgados por estafa. Muchas de las imponentes oficinas en edificios cuya arquitectura desafiaban al cielo, cayeron como las Torres Gemelas. Bruno «el actualizador de libretas», continúo en su pequeña sucursal de barrio, porque muchos de sus pequeños clientes confiaban sus ahorros, empresas o emprendimientos, en el banco que había estado en los momentos difíciles. No había comercial bancario oportunista, que pudiera ofrecerle mejores condiciones que la honestidad de su sucursal. Bruno tenía una gran capacidad invisibilizada, no olía la oportunidad y el dinero fácil como un sabueso,  sabía apreciar el capital humano de sus clientes

 

Moraleja:

En todos los ámbitos de la vida te cruzarás con encantadores,  encandiladores y vendedores de humo.  También te cruzarás con gente como Bruno, perdedores para una sociedad de falso éxito.
Valora siempre la cercanía, apoya siempre el capital humano, apuesta por la honestidad. Recuperar valores perdidos en la sociedad de la imagen, el packaging, el envase sin contenido….es el camino seguro. La red de contención social es nuestro sustento, cuando todos fallan, es lo único que nos sostiene. 

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