Esperando

Está de pié, con su pelo cubierto por un gorro, solo un rizo rebelde se le escapa y deja entrever un rasgo de su personalidad. Ese mechón no es casual que esté allí, cubre parte de su rostro, de sus tristes facciones.
Tiene puesto su vestido verde, su vestido preferido y lleva una maleta, en ella acarrea parte de su ajetreada vida como única pertenencia.
Está de pié, observándolo todo, en una fría e impersonal estación de trenes.
Imagina la vida de las personas que la rodean, intentando ver una pizca de felicidad en algún rostro.
Pasan las horas y nadie nota su presencia, no notan su tristeza, nadie se da cuenta que lleva tiempo allí, de pié, sola con su maleta.
Miles de almas pasan muy de prisa a su lado, la miran pero no la observan, le sonríen pero solo como acto reflejo, algunos la empujan y pocos le piden disculpas.
Sigue allí, sin hambre, ni sed, no le duelen las piernas, no siente frío, ni miedo. Perdió la noción del tiempo.
Sigue allí de pié mirando la nada, pero observándolo todo sin encontrar respuestas, sin esperar nada, ni a nadie, sin abordar ningún tren.

No entiende de viajes rápidos y recorridos cortos.
Sigue sola de pié y en su observación descubre, que el mundo está muy ocupado para notar su presencia.
Sigue sola de pié, esperando……….

Florencia Moragas

Portada cedida por el artista plástico Argentino en España, Federico Duret

Esperando el diluvio

Óleo sobre cartón

36 x 36 cm.

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