«Me has decepcionado», «me siento decepcionado», esto es decepcionante», son las expresiones en que solemos usar este lexema tan culto, tan elegante, que apenas se entiende, o no se entiende como debiera. Y solemos añadir algo así como: «Has frustrado las esperanzas que tenía puestas en ti». En efecto, al usar el verbo decepcionar solemos cargar el peso de la culpa en el decepcionado, no en el decepcionador. Pero si hay un decepcionado, tiene que haber un decepcionador. Si hablásemos en lenguaje transparente, hablaríamos de engañar, que se entiende más claro; aunque probablemente volveríamos a suavizar la expresión diciendo «me siento engañado» en vez de «me has engañado»; en efecto, usamos el término decepción cuando se trata de expectativas, de promesas insinuadas, no de promesas hechas.

texto autoría Mariano Arnal
La tristeza es un muro entre dos jardines. Khalil Gibran
Y es que nada hay tan difícil como cerrar por amor la mano abierta y avergonzarse de su generosidad. Friedrich Nietzsche

Frase del día: DECEPCIÓN

La decepción aparece cuando esperamos equivocadamente, una actitud o respuesta de algo o alguien, que no está a la altura de nuestras expectativas o ilusiones. Esta es mi manera de entender la decepción. Por lo tanto, no existe decepcionador sino decepcionado. El problema radica en que actitud tomamos frente a nuestras propias decepciones.