Cocina de guerrilla: volver al origen

Hay sabores que son refugio, no receta.
Durante años, en esta categoría —Cocina de guerrilla— guardé pedazos de historia en forma de recetas.

Hoy vuelvo a esa mesa. No con una olla, sino con un sueño.
Soñé que cocinaba empanadas para alemanes. Nada raro —soy argentina y mi pareja es alemán—, pero lo que me despertó fue el lemon pie. No por antojo, sino por la sensación: el de mi madre, ese equilibrio imposible entre acidez y dulzura, entre caricia y carácter.

Ese sabor me recordó que la alimentación no siempre tiene que ver con el cuerpo.
A veces cocinamos para cuidar, para sostener a otros, para mantener viva una costumbre.
Y en ese dar, se nos olvida algo básico: también necesitamos recibir.

Hace años escribí que se puede subir al cielo con el paladar.
Hoy entiendo que también se puede descender al corazón con un simple bocado.
El hambre emocional no se calma con azúcar ni con recetas, sino con presencia. Con el gesto lento de volver a hacer algo —para una misma— con amor.

Vaquera del Espacio nació de esa mezcla: instinto, memoria y ternura.
Y Cocina de guerrilla siempre fue eso: cocinar desde el amor, con lo que se tiene y con lo que se siente.

Hoy, víspera del Día de los Muertos, entiendo que el sabor también es una forma de presencia.
Quienes nos alimentaron siguen ahí, en cada receta que repetimos sin mirar, en cada aroma que vuelve sin avisar.
Quizá cocinar sea eso: mantener encendida una conversación con los que amamos, aunque ya no estén para sentarse a la mesa.

El lemon pie, aunque nació entre Inglaterra y Estados Unidos, se hizo parte de nuestra memoria colectiva.
En Argentina se volvió casi un clásico familiar, sobre todo en meriendas y cafés.
Mi madre, italo-argentina, lo preparaba con equilibrio perfecto.
Le salía de cine.

🥧 Lemon pie con merengue

Base

  • 200 g de harina

  • 100 g de mantequilla

  • 2 cucharadas de azúcar

  • 1 yema

  • Un chorrito de agua fría

Mezcla sin amasar demasiado, forma una bola y deja reposar en la nevera media hora.
Hornea a 180 °C unos 20 minutos, hasta que se dore ligeramente.

Relleno

  • Zumo y ralladura de 2 limones

  • 2 cucharadas de maicena

  • 200 ml de agua

  • 3 cucharadas de azúcar

  • 2 yemas

  • 25 g de mantequilla

Calienta el zumo, el agua y la maicena hasta que espese.
Retira del fuego y añade el azúcar, las yemas y la mantequilla.
Vuelve a cocinar brevemente hasta obtener una crema suave y brillante.

Merengue

  • 2 claras

  • 4 cucharadas de azúcar

Bate las claras a punto de nieve, añade el azúcar poco a poco y sigue batiendo hasta que quede firme y brillante.

Rellena la base con la crema de limón, cubre con el merengue y hornea unos minutos más, solo hasta que se dore.
Déjalo enfriar.
Y si puedes, compártelo con alguien.

💭 A ti, ¿qué sabor te lleva de vuelta a casa?

En los sabores que nos habitan también se esconden los afectos que nos hicieron quienes somos.
Cuéntame en los comentarios: ¿qué receta te conecta con quien ya no está, o con una parte de ti que creías olvidada?

Cada recuerdo tiene su aroma, y algunos siguen vivos en la cocina.

Si quieres profundizar en este tema, te recomiendo también el artículo Nutrirse: hambre emocional y nutrición consciente.
Este texto, publicado en mi blog de bienestar holístico, también nació del mismo lugar: un sueño y un recuerdo, como un bocado onírico que conecta almas, tiempos y dimensiones.