Shiva adopción de mascotas: Con tantos años de huella digital, es común encontrarme con fragmentos de mi pasado en la web. A veces es un artículo, una reflexión, o incluso cuentos infantiles que escribí antes de ser madre. Historias que nacieron de mi necesidad de canalizar la ansiedad y la incertidumbre de la espera durante el proceso de adopción. Escribir era mi refugio, mi arteterapia en su máxima expresión.

Pero hoy quiero centrarme en Shiva, porque navegando por la web, volví a encontrar su historia, incluso le han puesto voz al cuento: «Shiva, una perrita con suerte», un cuento que escribí con la intención de enseñar sobre la adopción responsable de mascotas. Y aunque en su momento quise transmitir un mensaje de esperanza, hoy siento la necesidad de contar la historia completa, sin edulcorantes, con sus luces y sombras.

Shiva adopción de mascotas. Cuento Shiva una perrita con suerte.

Shiva: un viaje de Argentina a España

Shiva apareció en nuestras vidas con solo cinco meses, vagando por las calles de Argentina, enferma de sarna y con una fortaleza increíble. La rescatamos, la curamos y la amamos profundamente. Pero el país atravesaba una de sus mayores crisis económicas y sociales,  era momento de emigrar a España y Shiva vino con nosotros. Un vuelo de 12 horas más traslados… un desafío enorme para ella. Pero llegó impecable, como siempre, con esa energía inquebrantable.

Sin embargo, la adaptación no fue sencilla. Pasó de una casa con patio y escapadas al campo junto al río Paraná, a una vida urbana donde las palomas en la Plaza de la Virgen en Valencia no podían ser perseguidas como los pájaros salvajes. La playa tampoco le resultaba atractiva. Pero, como siempre, se adaptó. Se hizo a la familia, a la llegada de un bebé, a los cambios drásticos que parecían no dar tregua.

Cuando la vida se vuelve un huracán

Y entonces, llegó la tormenta. Mi vida personal se desmoronaba: la maternidad primeriza, la enfermedad terminal de mi madre, un divorcio caótico… Y en medio de todo, Shiva quedó relegada. No la abandoné físicamente, pero sí emocionalmente.

No le di el final que merecía, la atención que necesitaba. Y esa es una herida que sigue abierta.

No es fácil admitirlo. Pero reconocer nuestras fallas es parte del crecimiento. Aprendí que ante el miedo y el dolor, me escondo. Me evado. Me desconecto. Shiva me lo mostró con su lealtad inquebrantable, con su amor incondicional, incluso cuando yo no estuve a la altura.

La importancia de pedir ayuda

Uno de los mayores aprendizajes que me dejó Shiva es que no podemos con todo solos. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de responsabilidad y amor, tanto hacia los demás como hacia uno mismo. En los momentos más difíciles, cuando sentí que no podía más, en lugar de buscar apoyo, me aislé. Y Shiva, sin poder hablar, estuvo ahí recordándome que el amor incondicional también significa saber cuándo es momento de compartir la carga.

Quizás, si hubiera sabido pedir ayuda a tiempo, si hubiera aceptado que no podía con todo, Shiva habría tenido un final diferente. Pero mirar atrás con culpa no cambia el pasado; solo nos enseña cómo actuar en el futuro.

Las emociones y el verdadero final de su cuento

Tal vez la segunda parte de su cuento no deba hablar solo de la adopción responsable, sino de las emociones humanas: del miedo, de la culpa, del aprendizaje. Porque no siempre somos héroes en nuestras historias, a veces somos los que fallan, los que huyen, los que no saben cómo lidiar con el dolor.

Pero reconocerlo es el primer paso para sanar. Tal vez ese sea el mayor desafío del ser humano: mantenerse humano, con errores y aciertos, aprender de ellos, crecer y tratar de ser mejor cada día.

Shiva me dio todo, y yo le fallé. Ese es el verdadero final de su historia.


¿Has vivido algo similar con una mascota? ¿Cómo gestionas la culpa y el aprendizaje? Te leo en comentarios.

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