Diferencias emocionales entre hombres y mujeres

Estamos en tiempos en donde la mujer occidental demanda más apoyo afectivo-emotivo y tiene menos tolerancia a las acciones- reacciones del hombre. Todo esto se debe a que la mujer ocupa otros roles en la sociedad y el hombre aún no comprendió que él también debe ocupar otros papeles y pasar a la acción. Uno se cansa de escuchar en las parejas modernas lo poco que el hombre interactúa en las labores domésticas y crianza de los hijos ó por el contrario, el agradecimiento de muchas mujeres porque sus parejas colaboran en tareas del hogar. Esto último no es válido, ni lícito porque se trata de decidir y asumir responsabilidades conjuntas y no cumplir una exigencia de su pareja, que encima trae a consecuencia discusiones bizantinas.
Otra gran queja femenina tiene que ver con el compromiso y lo huidizo que resulta el hombre cuando debe adquirir una postura comprometida a nivel afectivo-emotivo.
Según el padre del psicoanálisis S Freud, las diferencias emocionales entre el hombre y la mujer se basan y fundamentan en la niñez.
Un varón es criado afectivamente distinto a la niña, si se golpea durante un juego deberá lamerse solo las heridas porque es un niño y como tal debe demostrar esbozos de su hombría, por el contrario si una niña se lastima se paraliza el juego y es contenida por sus pares.
Esta es una de las tantas diferencias no biológicas que intervienen en la formación de conductas masculinas y femeninas y que nos diferencian-condicionan desde edad temprana.
La inteligencia emocional del hombre y la mujer son tan opuestas que complican las relaciones al máximo. Cuando una mujer demanda afecto, apoyo, contención (está herida) el hombre huye porque su forma de defenderse ante la adversidad es replegarse.
Emocionalmente a las niñas nos enseñaron a expresar nuestros sentimientos, nos han mimado más, nos han leído cuentos de príncipes y princesas, de bosques encantados. Nos han acurrucado y hemos expresado a través del juego nuestra carga emotiva e instinto maternal. El varón ha jugado más con sus habilidades manuales y las expresiones afectivas emotivas son menores que con las niñas, se teme que sensibilizarlos demasiado, es sobre-protegerlos y llevarlos por el camino de la homosexualidad al adquirir destrezas propias del género femenino.
El hombre puede vivir sin emociones o grandes demostraciones afectivas por parte de la mujer y cuando la mujer demuestra y demanda, consigue todo lo contrario del hombre.
Las mujeres nos estamos haciendo fuertes como ellos y tomando actitudes de hombres, convirtiéndonos muchas veces en inmunes y auto-suficientes frente a la carencia. Pero sufrimos y buscamos esa necesidad afectiva en nuestros pares (como cuando niñas) o en otras parejas a través de la infidelidad (un accionar masculino no tan mal visto como en la mujer). Otro tema picante y también relacionado con la educación sexual en la infancia-adolescencia y la influencia de la religión, un hombre cuantas más mujeres tenga mayor su hombría y por el contrario la mujer tiene una enfermedad, es catalogada de ninfómana o expresiones más severas y consecuencias sociales más duras porque goza y disfruta del sexo como el hombre. Socialmente e históricamente hemos sido mutiladas a nivel sexual.

Todo un tema! Cuando las mujeres más aprendamos sobre las conductas que nos diferencian, volveremos al camino de la tolerancia, nuestras madres se conformaban y no es lo mismo el conformismo que la aceptación. Por otro lado el hombre debe adiestrar sus habilidades afectivas-emotivas y demostrativas para complacer las necesidades de las mujeres y darles ese tan ansiado respaldo y contención que obtuvo a lo largo de su infancia. No nos olvidemos que la primer imagen que la mujer construye del hombre es a través de su padre.

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