El problema del sincero es que cree que los demás también lo son. Gran verdad!

El problema del sincero

Muchos  mensajes que rulan por la red son realmente verdades como la copa de un pino.

La persona sincera abre su corazón, aprende a pedir perdón, a aparcar su ego, expresa sus miserias, sus fracasos, revela sus claves de éxito, ofrece sus brazos abiertos.

Realmente cree que todas las personas manejan los mismos valores, los mismos códigos morales.

Realmente piensa que todas las personas son limpias de corazón y van con la verdad por delante.

El sincero es un tonto idealista, alimento de manipuladores y oportunistas.

Está expuesto a personas incapaces de vivir sin mirar lo que el otro hace, de envidiosos, chismosos y emuladores.

Muchas veces el sincero intenta protegerse con una armadura, pero no sirve, porque las armaduras se oxidan como cuenta el cuento del caballero de la armadura oxidada y protege tanto, que también te protege de lo auténtico, de los ángeles que aparecen por el camino cuando te encuentras confundido y abatido. Porque como tú, hay muchas personas sinceras y honestas, la clave es aprender a reconocerlas.

Así que si eres de los sinceros, te tocará ser el juguete roto de los que buscan su beneficio propio, de egoístas y mentirosos,  que viven creyéndose sus propias mentiras. De resentidos y orgullosos incapaces de ser felices sin poner su odio en el que vive con autenticidad. Te tocará soportar pesadas etiquetas y ser la diana de los crueles.

Pero no dejes de decir lo que piensas, de luchar por la verdad,  la justicia. De alejarte de lo falso, de cuestionar, de enfrentarte por lo que defiendes.

Porque al final del camino,  y a pesar de los obstáculos por ser quien eres, llegará la recompensa. Porque la vida premia la genuidad.

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