Carta al alemán y no al Alzheimer.

Carta a mi alemán, a uno del Este que me crucé por las redes.

Yo hablo Español y el Alemán, la barrera comunicativa del lenguaje se vence con una lengua en común, el inglés

Yo soy ligera y él pesado. Yo soy ágil y él es lento, Yo soy lo atamos con alambre y él es tecnología alemana.

Me gusta vestir sofisticada, él es alemán, no pierde el tiempo en superficialidades.

Yo soy compleja, él es simple

El es dulce y yo un mate amargo.

El siempre tiene una sonrisa en la boca, una palabra positiva y está abierto a todo. Yo, según me pille el día.

Me llevó casi un año aceptarlo, siempre pregone ser abierta de mente, no tener prejuicios, bla, bla, bla.

12 días antes de su mudanza a casa, dejando su piso en Denia, ( en un entorno inmejorable), dejando a sus colegas alemanes de trabajo. Le dije que no se venga a casa. Había entrado en pánico. 4 años luchando por mi independencia, por mi libertad, por no marear a mi hijo  si la cosa iba mal…..Dejé fuera de mi vida la posibilidad de que me amen, me cuiden. A mí y a mi hijo. La forma de protegerme de la des-protección y la decepción, era no permitir que me amen. Él como siempre, recibe la noticia sin enfadarse. Resolutivo,  tomas sus cosas y entiende que no estamos al mismo nivel de sentimientos y me aclara que aquí se termina todo, porque él sabe que no quiere una amante de fin de semana de por medio, sino una mujer a quien amar. Y no a cualquier mujer: a mí.

El alemán no es un francés que te envuelve con el erotismo de su acento, ni un italiano que te impacta con su saber estar. Mi alemán sabe lo que quiere sin más y me quiere, me admira.

Me enamoré de como me ama. De como me mira. De como respeta mi libertad in negociable. Me enamoré de su enorme bondad, de su implicación. Me enamoré de su capacidad de trabajo, de su forma de ver la vida, de su mirada siempre positiva, de lo sociable y amigable que es con mi hijo,  mi familia y amigos.

Me enamoré de él, de una persona que rompió todos mis esquemas.

En la sencillez radica su mayor virtud